Las materias primas, como maíz, trigo, petróleo y metales preciosos, son elementos físicos fundamentales. El intercambio de acuerdos y contratos relacionados con estas mercancías se conoce como comercio de commodities. Aunque es posible realizar intercambios físicos, la mayoría de las operaciones se realizan mediante contratos de futuros, donde los operadores acuerdan comprar o vender la materia prima a un precio y fecha específicos. Los inversores asignan fondos y especulan con el rendimiento de estas mercancías. Similar al intercambio de acciones o divisas, en lugar de comprar y vender acciones, los inversores especulan con el valor de una materia prima para obtener beneficios. El comercio de commodities está sujeto a la oferta y demanda; la limitación de la oferta puede aumentar el precio, mientras que un aumento repentino en la oferta puede disminuirlos. Para negociar materias primas y contratos derivados, los participantes del mercado interactúan con bolsas de commodities como la New York Mercantile Exchange (NYMEX) y la Bolsa Mercantil de Chicago (CME). Estas bolsas ofrecen una variedad de derivados para la especulación y gestión del riesgo, facilitando el comercio de materias primas como el oro sin poseerlas físicamente.